El correcto cumplimiento de las obligaciones tributarias, sin morir en el intento, es caballo de batalla de muchas organizaciones, ya que supone un importante esfuerzo de gestión y requiere de una actualización constante en materia fiscal para conocer toda la normativa tributaria que puede afectar a la empresa.
Las empresas tienen que tener bajo control el riesgo fiscal por diferentes motivos, destacando, por su importancia, el evitar que se puedan derivar responsabilidades a los administradores de la sociedad por no aplicar la diligencia debida. La Ley de sociedades de capital establece como una de las facultades indelegables de los órganos de administración la determinación de la política de control y gestión de riesgos, incluidos los fiscales.